En los últimos años ha sido constante la proliferación de medios digitales y hemos sido testigos de una gran variedad de dispositivos para leer en ese formato : Tablets, libros electrónicos, smart phones y obviamente ordenadores. Mi forma de ver todos esos cambios ha sido la de un usuario consumidor , pero también la de un creador de contenidos que es testigo del avance de la tecnología y de la dificil convivencia con el papel.
Debo afirmar que apenas compro ya periódicos, aunque lo he hecho durante el presente fin de semana para leer en detalle sobre acontecimientos internacionales que tienen que ver con los conflictos del Sahel y de Argelia.
Las cuestiones para dejar de comprar prensa en los últimos años son diversas, pero lo cierto es que suelo profundizar en temas internacionales mediante libros y portales especializados, vamos que leo de pasada la prensa por internet. Mi forma de leer es mixta, sigo leyendo mucho en papel, pero también leo mucho en formatos digitales como el Kindle, la tablet y el ordenador.
También me he dado cuenta en los últimos tiempos de un ligero detalle y es que muchas veces al leer en digital (blogs o en periódicos digitales) veo que mi concentración y extensión de leer es preferiblemente corta, no mayor a dos folios. Algo que por ejemplo no me pasa con el Kindle y la Tablet cuando leo libros, posts y cómics. Así que en digital leo de corta extensión posts de blogs y periódicos, pero de mayor extensión me decanto por el Kindle y la tablet. Y claro, ese formato digital confluye con el soporte papel, que queda cada vez más reducido a libros. He dejado también en los últimos años de comprar revistas en papel salvo excepciones como Le Monde Diplomatique , la fenomenal Revista de viajes Altair, el National Geographic , revistas que he sido socio durante muchos años.
Pero algo está cambiando, pues en los pasados meses he visto con cierto aprecio la irrupción de formatos innovadores de revistas en papel, has oido bien, en papel. Se trata de revistas y proyectos creativos y llenos de talento como Jot Down, Mongolia y Orsai. En ambos casos han acoplado perfectamente la utilidad digital y de las redes sociales para mostrar unos contenidos de mucha calidad. Creo que su propuesta de valor viene a revitalizar un periodismo que muestra sin duda una transformación vital.
Durante la pasada semana me he suscrito a Orsai y a The Economist, en ambos casos lo he hecho en papel. También estoy pensando seriamente en hacerlo a corto plazo con Jot Down y Mongolia. Supongo que algunos pensaran que hay algo de romántico en todo eso de la vuelta papel, pero en mi caso lo veo como una reformulación necesaria de unir calidad y creatividad en un formato como el papel.
Son proyectos y miradas al futuro apostando por el papel, con un acabado sensacional y con un precio justo para una forma de comunicar que en cierta manera se echaba en falta. Creo que es una constante el que ciertos medios deben especializarse y buscar en la calidad e independencia el buque insignia que les permita crear, poscionarse y llegar a su público.
También debo decir que me fascina poder subrayar en el papel, hacerlo con rotuladores de colores, en eso he decir que soy un clásico. Me gusta releer sobre lo subrayado, y tengo que decir que en eso el papel supera con creces a los formatos digitales. Y es que añoro el subrayado tradicional a pesar de usar los marcadores que me permite tanto el Kindle como las fabulosas herramientas de Evernote y Delicious. Con ello quiero decir que me sigue fascinando la tecnología y que la uso, pero que también sigo leyendo mucho en papel.
Creo que el camino es complicado, pero ya se sabe que es en las épocas de crisis cuando florece la creatividad en sus diferentes temáticas. Así que aquí me tenéis, leyendo en papel, y también en el ordenador, el Kindle y la tablet. Soy de esas personas que combina formatos, lo analógico se combina con lo digital como bien nos dice moleskine. Y aquí sigo escribiendo reflexiones en el blog a la vez que siento muchas ganas y curiosidad de recibir ciertas revistas de calidad en papel.